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Nació el 30 de mayo de 1983 en Jerez de la Frontera (Cádiz) en el seno de una familia –sus padres, Claudio y María Auxiliadora, y sus hermanas Patricia y Beatriz– sin ninguna relación con el mundo ecuestre, lo cual no fue obstáculo para que el pequeño Claudio quedase prendado de ese ambiente desde que con 5 años recién cumplidos montara por primera vez a caballo en el Club Hípico Chapín, el entorno en el que desarrolló –con carácter lúdico– su incipiente afición.
Bajo la tutela del afable Rambla, nuestro protagonista maduró y adquirió sus primeras experiencias en un acercamiento paulatino a la doma que se intensificó cuando, por la intermediación de dos profesores de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, Juan Rubio y José Molina, Claudio, con 17 años, ingresó en dicho centro. Fue la temporada de 2009 aquella en la que realmente Claudio Castilla se presentó como un competidor de nivel a lomos de un Jade de MV más hecho, ya con 9 años.
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Allí permaneció durante cuatro temporadas que él recuerda con agrado y fascinación, pues le permitieron entrar en contacto con todos los oficios del caballo y aprender desde la base. Pero fundamentalmente sirvieron para que el futuro olímpico se comprometiese de forma absoluta con la doma clásica.
Fue la temporada de 2009 aquella en la que realmente Claudio Castilla se presentó como un competidor de nivel a lomos de un Jade de MV más hecho, ya con 9 años.
Partiendo del Circuito del Sol en marzo, el dúo no paró de competir dejando muestras de calidad en los concursos de Saumur (Francia) –primera cita internacional fuera de España–, Lingen (Alemania), Vierzon (Francia), Pompadour (Francia) y Hansbeke (Bélgica), lo que le granjeó a Claudio la atención del seleccionador español de doma, Jan Bemelmans, quien apostó por la joven y talentosa pareja para el Campeonato de Europa de ese año, en Windsor (Reino Unido).
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Cargado de las sensaciones positivas que supuso la experiencia olímpica, en 2017 el jerezano se mostró más consolidado a lomos de Alcaide y no faltó a los dos grandes compromisos del equipo nacional: la Copa de las Naciones del CDIO de Aquisgrán, donde obtuvo el 5.º puesto en la Copa de las Naciones y una fantástica 8.ª posición individual en la kür de esta prueba, y el Campeonato de Europa de Gotemburgo, que acabó en el 28.º lugar individual y el 7.º colectivo.
Un año después, y siempre con Alcaide, repitió el 5.º puesto colectivo en la Copa de las Naciones de Aquisgrán y se clasificó 13.º en los Juegos Ecuestres Mundiales de Tryon, en Carolina del Norte. Ya en 2019, bajó algo sus prestaciones en Aquisgrán, 7.º por equipos y 10.º individual, y fue 12.º en el Campeonato de Europa en Róterdam. Además, con el equino Ícaro, logró una excelente 5.ª plaza en el CDI de cinco estrellas de Doha.
Actualmente, Claudio Castilla mantiene su centro de operaciones en Pozuelo, donde prepara futuros retos en los que saciar su ansia competitiva, y conserva las ganas por aprender y mejorar, de ahí sus largas estancias en los centros neurálgicos del deporte de la doma, Alemania y Holanda. Apasionado del caballo ibérico, Claudio convive y trabaja estrechamente con su pareja y madre de sus dos hijos –Isabel y Alejandro–, Isabel Vidrié, en la que tiene una gran compañera en la preparación de los caballos, la gestión de la cuadra y los viajes y demás necesidades de un equipo profesional de doma. Y en sus escasos momentos libres practica otros deportes, tales son el snowboard y el pádel.
Bajo la tutela del afable Rambla, nuestro protagonista maduró y adquirió sus primeras experiencias en un acercamiento paulatino a la doma que se intensificó cuando, por la intermediación de dos profesores de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, Juan Rubio y José Molina, Claudio, con 17 años, ingresó en dicho centro. Fue la temporada de 2009 aquella en la que realmente Claudio Castilla se presentó como un competidor de nivel a lomos de un Jade de MV más hecho, ya con 9 años.
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Allí permaneció durante cuatro temporadas que él recuerda con agrado y fascinación, pues le permitieron entrar en contacto con todos los oficios del caballo y aprender desde la base. Pero fundamentalmente sirvieron para que el futuro olímpico se comprometiese de forma absoluta con la doma clásica.
Fue la temporada de 2009 aquella en la que realmente Claudio Castilla se presentó como un competidor de nivel a lomos de un Jade de MV más hecho, ya con 9 años.
Partiendo del Circuito del Sol en marzo, el dúo no paró de competir dejando muestras de calidad en los concursos de Saumur (Francia) –primera cita internacional fuera de España–, Lingen (Alemania), Vierzon (Francia), Pompadour (Francia) y Hansbeke (Bélgica), lo que le granjeó a Claudio la atención del seleccionador español de doma, Jan Bemelmans, quien apostó por la joven y talentosa pareja para el Campeonato de Europa de ese año, en Windsor (Reino Unido).
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Cargado de las sensaciones positivas que supuso la experiencia olímpica, en 2017 el jerezano se mostró más consolidado a lomos de Alcaide y no faltó a los dos grandes compromisos del equipo nacional: la Copa de las Naciones del CDIO de Aquisgrán, donde obtuvo el 5.º puesto en la Copa de las Naciones y una fantástica 8.ª posición individual en la kür de esta prueba, y el Campeonato de Europa de Gotemburgo, que acabó en el 28.º lugar individual y el 7.º colectivo.
Un año después, y siempre con Alcaide, repitió el 5.º puesto colectivo en la Copa de las Naciones de Aquisgrán y se clasificó 13.º en los Juegos Ecuestres Mundiales de Tryon, en Carolina del Norte. Ya en 2019, bajó algo sus prestaciones en Aquisgrán, 7.º por equipos y 10.º individual, y fue 12.º en el Campeonato de Europa en Róterdam. Además, con el equino Ícaro, logró una excelente 5.ª plaza en el CDI de cinco estrellas de Doha.
Actualmente, Claudio Castilla mantiene su centro de operaciones en Pozuelo, donde prepara futuros retos en los que saciar su ansia competitiva, y conserva las ganas por aprender y mejorar, de ahí sus largas estancias en los centros neurálgicos del deporte de la doma, Alemania y Holanda. Apasionado del caballo ibérico, Claudio convive y trabaja estrechamente con su pareja y madre de sus dos hijos –Isabel y Alejandro–, Isabel Vidrié, en la que tiene una gran compañera en la preparación de los caballos, la gestión de la cuadra y los viajes y demás necesidades de un equipo profesional de doma. Y en sus escasos momentos libres practica otros deportes, tales son el snowboard y el pádel.