InternetNoticias Destacadas

De-influencing: La contrarrevolución en TikTok que te dice qué productos NO debes comprar

Ha llegado el ‘de-influencing’. Creadores que ganan seguidores siendo brutalmente honestos y frenando el consumo masivo. ¿El fin de una era?

La honestidad como nueva moneda de cambio: por qué empezamos a confiar más en quien nos desaconseja una compra.

Durante más de una década, el marketing de influencia ha seguido una única dirección: convencerte de comprar. Hemos visto a miles de creadores promocionar productos milagrosos, gadgets imprescindibles y prendas que «necesitas tener». Pero el péndulo está empezando a oscilar hacia el lado contrario. Ha nacido el «de-influencing», una tendencia en TikTok donde los creadores ganan credibilidad y seguidores haciendo exactamente lo opuesto: diciéndote qué productos NO comprar.

El «de-influencing» es una reacción directa al agotamiento del consumidor. La gente está cansada de la publicidad encubierta, de las recomendaciones poco sinceras y de la presión por consumir sin fin. Un vídeo de «de-influencing» suele ser brutalmente honesto. El creador coge un producto viral, a menudo carísimo, y explica por qué no merece la pena: «es pegajoso», «no cumple lo que promete», «hay una alternativa mucho más barata que funciona mejor». En lugar de perder seguidores, estos creadores ven cómo su comunidad aplaude su sinceridad y su confianza en ellos se dispara.

Al analizar esta tendencia con una Visión a Futuro, vemos los contornos de una nueva era en la relación entre creadores, marcas y consumidores. La confianza se está convirtiendo en un activo mucho más valioso que el simple alcance. Un consumidor informado y escéptico preferirá seguir a alguien que le ahorra dinero con una mala recomendación que a quien intenta venderle algo en cada publicación. Esto no significa el fin de los influencers, pero sí una transformación de su rol.

El «de-influencing» obliga a las marcas a ser mejores. Ya no bastará con pagar a un creador con muchos seguidores; el producto tendrá que ser genuinamente bueno para sobrevivir al escrutinio de estos nuevos «guardianes de la honestidad». El poder está volviendo, poco a poco, al consumidor. Se fomenta un consumo más crítico, más reflexivo y, en última instancia, más sostenible. Nos anima a preguntarnos: ¿realmente necesito esto o simplemente he sido influenciado para desearlo?

En España, y particularmente en Andalucía, donde existe una sana dosis de escepticismo y se valora la autenticidad y «las cosas claras», el «de-influencing» tiene un terreno fértil para crecer. Conecta con la idea de no dejarse llevar por las modas porque sí y de valorar el consejo honesto de alguien «de confianza». El futuro del marketing no pasará tanto por crear deseo de la nada, sino por ganarse el derecho a recomendar algo a una comunidad que ha aprendido a decir «no». Y esa es una revolución que beneficia a todos, excepto, quizás, a los vendedores de productos mediocres.