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La Cruz de Jerez: Un Símbolo Teldense con Profundas Raíces Jerezanas

La Cruz de Jerez es, sin duda, uno de esos puntos de referencia que todos los teldenses conocen. Ubicada a la entrada de la ciudad, en el sector que lleva su mismo nombre, esta cruz es mucho más que un mero monumento; es un eslabón tangible con la rica historia de Telde, conectando su presente con tiempos de conquista, asentamientos y tradiciones. Pero, ¿cuál es el origen de esta denominación tan particular?

Jerez en Telde: Una Marca de la Colonización

Para entender por qué una zona de Telde se llama «Jerez», debemos remontarnos a los tiempos posteriores a la conquista de Gran Canaria por parte de la Corona de Castilla. Telde fue uno de los puntos clave en este proceso. Tras la conquista, la isla y sus territorios fueron repoblados por gentes procedentes de diversas partes de la península ibérica, y Andalucía jugó un papel fundamental en este asentamiento.

Los nombres de lugares, conocidos como topónimos, a menudo reflejan el origen o la «patria» de quienes se establecieron en ellos. Así, topónimos como Madrid, Salamanca, Burgos o Jerez en el Valle de Telde son una clara muestra de esta influencia. El nombre «Jerez» en Telde proviene directamente de la llegada y el asentamiento de personas oriundas de Jerez de la Frontera, una importante ciudad de Andalucía.

Esta conexión no es casual. Figuras destacadas de la conquista, como el gobernador y capitán general de Gran Canaria, Pedro de Vera, eran naturales de Jerez de la Frontera. Además, existían vínculos comerciales significativos, con barcos que viajaban frecuentemente entre puertos andaluces, incluyendo Jerez, y la isla de Gran Canaria. Hidalgos y miembros de la pequeña nobleza de ciudades como Jerez se trasladaron a Canarias, contribuyendo al establecimiento y desarrollo de los nuevos asentamientos.

Es esta huella dejada por los colonos jerezanos la que dio nombre a un sector específico de Telde, perpetuando su origen a través de la toponimia del lugar.

La Cruz: Guardiana de la Entrada y Lugar de Descanso

La Cruz de Jerez se encuentra en este sector por una razón histórica y práctica. Según relatos antiguos, era costumbre colocar cruces en cada una de las entradas principales del pueblo de Telde. La Cruz de Jerez marcaba la entrada por el Camino Real Sur.

Más allá de su simbolismo religioso, la cruz estaba asociada a una infraestructura vital para los viajeros de la época: una poceta o pilón de agua, conectado a un aljibe. Este lugar servía como punto de descanso y abrevadero para las bestias antes de que los comerciantes, transportistas y demás viajeros entraran finalmente al pueblo de Telde. Era un punto de transición, un lugar para recuperar fuerzas antes de llegar al destino.

Una Cruz con Historia Propia y Avatares del Tiempo

La cruz que vemos hoy no es la original, aunque la tradición de su existencia en este punto es antigua. Como muchos elementos patrimoniales, ha experimentado cambios a lo largo del tiempo debido a obras, el paso del tiempo y el deterioro.

Se sabe que una cruz estuvo en el lugar desde hace mucho. A finales de la década de 1950, la cruz existente y la infraestructura hidráulica asociada fueron retiradas con motivo de unas obras para construir una escuela. La desaparición del símbolo no pasó inadvertida. Tras gestiones y la intervención de autoridades eclesiásticas, se solicitó su reposición.

El arquitecto encargado de la obra en la zona diseñó una nueva cruz y un altar que la rodea. Esta segunda cruz era de madera, con detalles distintivos y la inscripción «SANTA CRUZ DE JEREZ». Esta cruz fue reemplazada en la década de 1980. Más recientemente, en torno al año 2000, el Ayuntamiento tuvo que retirar una placa conmemorativa personal que se había colocado en la cruz, reafirmando que el monumento original no fue concebido para una dedicación individual.

Jerez: Un Topónimo con Profundidad Arqueológica

Es interesante notar que el nombre «Jerez» en Telde no solo remite a la colonización, sino que también identifica un importante complejo arqueológico aborigen situado en el Barranco de Silva. Este yacimiento, con sus cuevas artificiales y un almogarén, sugiere la relevancia del lugar para la población indígena anterior a la llegada de los castellanos, posiblemente con un carácter religioso. Esto añade otra capa de profundidad histórica a la denominación de la zona.

En definitiva, la Cruz de Jerez y el topónimo que le da nombre son un reflejo de la rica y compleja historia de Telde, un punto de encuentro donde se entrelazan las tradiciones aborígenes, la llegada de pobladores de lugares lejanos como Jerez de la Frontera y la evolución de un símbolo que ha perdurado a través de los siglos, adaptándose a los cambios pero manteniendo viva su conexión con el pasado de la ciudad.

Foto: fedac.org